Putin recibe al enviado de Trump para «calentar» las frías relaciones entre Rusia y Estados Unidos

El presidente ruso Vladimir Putin recibe este martes 14 de mayo a Mike Pompeo, secretario de Estado estadounidense, para intentar «estabilizar» las tensas relaciones entre ambas potencias rivales, que no cesan de crisparse. Abundan los temas de discordia entre ambos países, desde Venezuela a Irán, pasando por Siria, Ucrania o la cuestión del desarme.

El funcionario tendrá que moverse con la pericia de un equilibrista, entre su reiterada firmeza y la voluntad de acercamiento de su jefe. En primer lugar, el secretario se reunirá con su homólogo ruso, Sergei Lavrov, y luego ambos serán recibidos por el presidente ruso. Así lo consignó el Kremlin, según la agencia internacional AFP.

Será el responsable estadounidense de más alto rango en reunirse con Putin tras la cumbre que este último celebró con Donald Trump el pasado julio. Ambos jefes de Estado podrían volver a encontrarse durante el próximo G20, a finales de junio, en Japón. La Casa Blanca espera que el fin de la investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre una supuesta injerencia rusa a favor del jefe de Estado norteamericano en las elecciones estadounidenses permita superar el actual estado glacial de las relaciones entre ambos países.

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Semanas atrás, el fiscal concluyó que en 2016 se produjo una injerencia rusa en las elecciones presidenciales, pero no una colusión entre el equipo del candidato Trump y Moscú. Aunque las investigaciones empañaron la primera mitad de su mandato, el Presidente estadounidense mantuvo a principios de mayo una conversación telefónica «muy positiva», según sus palabras, de más de una hora con Putin. 

Trump, en general dispuesto a desafiar a Putin, aseguró que este último le había asegurado que Moscú no estaba implicado en Venezuela, al contrario de lo que defienden Pompeo y otros responsables estadounidenses, que instaron a Rusia a dejar de apoyar al presidente venezolano, Nicolás Maduro. 

El viceministro ruso de Relaciones Exteriores, Sergei Riabkov, afirmó en este contexto que espera que la visita del secretario de Estado estadounidense permita «estabilizar un poco» las relaciones entre ambos países. Sin embargo, reconoció que las discusiones se anunciaban «difíciles» sobre Venezuela, pues ambas potencias defienden posturas «diametralmente opuestas». 

A la situación en Venezuela o las sanciones, se añade el asunto iraní y la cuestión del desarme, entre otros temas candentes que contribuyen a crear un clima de nueva Guerra Fría entre ambas potencias. 

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Los puntos de conflicto entre ambos países:

  • Venezuela. En las últimas semanas, Rusia y Estados Unidos se acusaron mutuamente de injerencia en Venezuela, devastada por la crisis. Putin es un aliado esencial del presidente Nicolás Maduro, mientras que Washington apoya al líder opositor Juan Guaidó. Su gobierno criticó el respaldo «irresponsable» de Estados Unidos al golpe de Estado fallido contra Maduro, y Pompeo afirmó que el mandatario venezolano estaba dispuesto a abandonar el país pero que sus apoyos en Rusia lo habían disuadido de hacerlo. 
     
  • Corea del Norte. El mes pasado, el dirigente norcoreano Kim Jong Un se reunió con Putin, en lo que fue su primer ‘cara a cara’. El encuentro de Vladivostok buscaba contrarrestar la influencia de Estados Unidos y reforzar el papel de Moscú en la península coreana, tras el fracaso en las anteriores negociaciones entre Kim y el presidente estadounidense. Pyongyang insistió en que Mike Pompeo debía ser dejado al margen cualquier nueva discusión. 
     
  • Injerencia electoral. El informe del fiscal especial estadounidense Robert Mueller no arrojó pruebas concluyentes de ningún supuesto entendimiento entre Rusia y el entorno de Trump en 2016, pero considera que el primero «se inmiscuyó en las elecciones presidenciales» de ese año de forma sistemática». Pompeo prometió «medidas duras» contra esas «actividades nefastas» de Moscú y explicó que temía que en 2020 esa ciudad se comporte del mismo modo. El Kremlin por su parte siempre negó cualquier injerencia, alegando que las acusaciones se deben en realidad a un problema de luchas internas en Washington. 

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  • Prisioneros. El gobierno de Putin denuncia la situación de Maria Butina, la única rusa detenida y condenada en tres años de investigación sobre la injerencia rusa en la política estadounidense. Acusada de ser una agente rusa en Estados Unidos, fue condenada a 18 meses de cárcel. El presidente ruso calificó de «arbitraria» esta pena y subrayó que no entendía porqué fue condenada. Entretanto, Paul Whelan, que tiene la doble nacionalidad estadounidense y británica, está detenido de forma provisional en Rusia, acusado de espionaje. El ex Marine fue detenido a finales de diciembre en Moscú. El gobierno ruso rechaza pueda ser intercambiado por otro prisionero en Estados Unidos. 
     
  • Sanciones. Washington dictó sanciones contra Rusia tras la anexión de la península ucraniana de Crimea por parte de Moscú en 2014, y de este modo dio un golpe a la economía rusa y a la divisa nacional. En consecuencia estalló una guerra en el este del país entre el ejército ucraniano y los separatistas prorrusos, apoyados militarmente -según Kiev y los países occidentales- por Rusia, que dejó casi 13.000 víctimas hasta la fecha. Desde entonces, las penalidades ordenadas por Washington y los países occidentales no han dejado de endurecerse. Por su parte, la Casa Blanca podría intentar progresar en la cuestión del conflicto separatista tras la elección, el mes pasado, de un nuevo presidente ucraniano.

F.D.S./F.F.

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