El horror marcó a la familia de Anders Holch Povlsen el pasado 21 de abril. El multimillonario danés, dueño de la firma británica ASOS, perdió a tres de sus cuatro hijos en los ataques terroristas de Sri Lanka. Sólo su hija, Astrid, de 10 años, sobrevivió a los ataques. Junto a su mujer Anne Holch Povlsen, publicaron una sentida carta para manifestar su «más profundo agradecimiento» por el apoyo recibido luego de la tragedia.
La palabra “gracias” encabeza la misiva que reza: “Hacemos extensible nuestra gratitud desde el corazón por las condolencias, empatía y cálidos pensamientos que hemos recibido después de la trágica pérdida de nuestros queridos y preciosos hijos; Alfred (5), Agnes (12) y Alma (15)”.
“Las Highlands escoceses traen especiales recuerdos a nuestra familia. Es por este motivo que todas las palabras de consuelo recibidas nos han fortalecido y nos han tocado los corazones. Nuestros pensamientos y condolencias están con todas esas otras familias inocentes que también han perdido a sus seres queridos en la tragedia de Sri Lanka», continuó el escrito publicado en los diarios, ‘The Press’, ‘Journal’ y ‘The Scotsman’.
«Dentro de nuestra inmensa pena, estamos especialmente agradecidos al hecho de que aún estamos unidos junto a nuestra querida hija, Astrid. La querida memoria de nuestros tres hijos, su maravilloso espíritu y sus almas siempre estarán en nuestros corazones”, concluyó la misiva.
Actualmente, Holch Povlsen es el hombre más rico de Dinamarca, con una fortuna que asciende a los 7.000 millones de euros, según la revista Forbes. Previo a esta enorme tragedia familiar, era un gran desconocido para los medios ya que siempre mantuvo un bajo perfil con el fin de preservar a su familia de la exposición.
Con su esposa Anne, se conocieron en la empresa que él preside, donde ella se desempeñaba como ejecutiva del departamento de ventas. A pesar del meteórico crecimiento de su negocio, mantuvieron siempre el anonimato. Su fortuna le permitió cumplir su gran sueño: convertirse en un terrateniente con conciencia medioambiental en Escocia, el lugar del que se enamoró en su infancia.