Condenado en primera y segunda instancia por corrupción pasiva y lavado de dinero y detenido en abril de 2018, Luiz Inácio Lula da Silva esperó catorce meses que llegara este momento. Encerrado en una celda de la Policía Federal de Curitiba, el ex presidente de Brasil lanzó el jueves su contraofensiva contra el ministro de Justicia y Seguridad Pública Sérgio Moro, el ex juez que instruyó la causa sobre el tríplex de Guarujá que lo llevó a prisión.
El ex mandatario, inhabilitado por la Justicia para competir en las últimas elecciones presidenciales, disparó munición gruesa contra el gestor del Lava Jato. “Siempre dije que Moro era un mentiroso. En el primer testimonio que hice, que está grabado, dije que él estaba condenado a condenarme”, afirmó en una entrevista concedida a la señal televisiva TVT, de la Central Unica de Trabajadores de Brasil. “Las caretas se van a caer, y no sé lo que vaya a pasar, pero van a caer”.
Sus abogados defensores presentaron las conversaciones entre Moro y el fiscal Delton Dallagnol, divulgadas por el sitio The Intercept, ante el Supremo Tribunal Federal (STF), que tendrá una audiencia el 25 de junio para decidir si concede un hábeas corpus y lo deja en libertad. Según el escrito presentado por sus letrados, los mensajes “revelan la coyuntura y minucias de las circunstancias históricas en que ocurrieron los hechos comprobados en estos autos”, que demostrarían “situaciones incompatibles con la exigencia de ejercicio exento de la función jurisdiccional y que denotan el completo rompimiento de la imparcialidad objetiva y subjetiva”.
Las declaraciones de Lula revelaron un doble objetivo: la búsqueda de su rehabilitación pública y política, y, al mismo tiempo, la anulación de su condena. Consultado por los periodistas Juca Kfouri y José Trajano sobre su expectativa para la audiencia del 25 de junio, Lula deseó que la Corte Suprema “recupere el estándar de confianza de la sociedad”.
En las últimas semanas el líder del Partido de los Trabajadores (PT) pasó de firmar un pedido de prisión domiciliaria a exigir que se anule su condena. “La estrategia de los abogados del ex presidente será intentar anular las decisiones dictadas por Sérgio Moro cuando aún era juez”, afirmó a PERFIL Daniel Falc ã o, profesor de Derecho Constitucional del Instituto Brasileño de Derecho Público y de la Universidad de San Pablo.
“Brasil finalmente conocerá la verdad –afirmó Lula–.Tengo la tranquilidad de quien es honesto. Dios sabe que soy honesto, Moro sabe que soy honesto”. El dirigente también disparó contra Dallagnol, que lideró la investigación del Ministerio Público Federal: “Es tan mentiroso que después de mostrar una hora y media en televisión un PowerPoint, le dijo a la sociedad: no me pidan pruebas, solo tengo convicciones. El debería haber sido arrestado allí”.
Frente judicial. Aunque el STF decidiera anular la condena por el tríplex de Guarujá, Lula enfrenta otras ocho causas penales. En una de ellas, que investiga una refacción en su chalet de Atibaia, en San Pablo, ya tiene una condena de primera instancia, acusado de haber reformado la propiedad con sobornos de Odebrecht y OAS. “En el caso de Atibaia hay un detalle interesante: Sérgio Moro, aún juez, dirigió el proceso, pero no fue el responsable de la audiencia de instrucción y de la sentencia –los dos principales pasos de una acción penal en primer grado–, que estuvieron a cargo de la jueza Gabriela Hardt”, afirma Falcão, que considera que en ese caso “la estrategia de los abogados de defensa de Lula es más difícil”.
En la entrevista Lula solo eleva el tono cuando se refiere a las conversaciones entre Moro y los fiscales del Lava Jato, a los que acusa abiertamente de impedir su participación en las elecciones presidenciales de 2018, que culminaron con la elección de Jair Bolsonaro.
Lula también disparó contra su otro gran enemigo público, la cadena de medios de comunicación Globo. “Moro dejó de ser juez hace mucho tiempo. Cuando la mosca azul de la Globo se posó en su frente, se convirtió en su sirviente”, aseveró.
A diez días de la crucial audiencia de la Corte que puede liberarlo, Lula se toma revancha de sus captores.
Murió Clóvis Rossi
El reconocido periodista Clóvis Rossi, decano y miembro del Consejo Editorial de Folha de S.Paulo, murió ayer a los 76 años, tras sufrir un infarto. Rossi había ingresado en 1980 al diario brasileño, del que fue corresponsal en Buenos Aires. “Clóvis era admirado por generaciones de profesionales por su independencia de pensamiento, disposición y rapidez de trabajo y calidad de cobertura. Hará mucha falta”, lo despidió el director de Redacción de Folha, Sérgio Dávila.
En la última entrevista concedida a PERFIL, en octubre de 2018, cuestionó las declaraciones del por entonces candidato Jair Bolsonaro: “Quien, como él, hace apología de la dictadura y de la tortura, es siempre un riesgo. ¿Qué te parecería si surgiese un candidato en Argentina que colocara como héroe nacional a Alfredo Astiz o a algún otro notorio responsable por los horrores de la dictadura?”