Cada quien tiene su mirada sobre el conflicto. Kim Jong Un, líder de Corea del Norte, considera las conversaciones con EE.UU. como “el primer paso” para validar a Pyongyang como potencia nuclear. Para el presidente surcoreano Moon Jae In, por el contrario, sólo la desnuclearización dará seguridad a Pyongyang. Mientras busca lograr una paz desde Seúl por medio del PMA, el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas que abastece a la población norcoreana, que sufre el bloqueo estadounidense y los estragos de la peor cosecha desde el año 2008.
Donald Trump, por su parte dice que “no tiene prisa” para lograr un acuerdo con Corea del Norte, y destaca su relación con “Kim”, prescindiendo de las mediaciones de Corea del Sur y sobre todo de China -hoy su enemigo comercial-, para no seguir agrandando la figura del chino Xi Jinping, que por estos días emprende una gira por la región tras cerrar una alianza estretégica con Vladimir Putin la semana pasada.
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Corea del Norte. “Va a ser el definitivo cara a cara nuclear con el presidente de Estados Unidos”, apuntó Kim Jong Un ante los altos cargos militares. El líder norcoreano ya habla de una tercer cumbre. “Pero es el primer paso de cara a obtener el resultado final de fortalecer la fuerza nuclear que hemos construido tras superar numerosas dificultades y elevar nuestro estatus como potencia nuclear mundial”, arengó Kim en ese mismo discurso, que se filtró de un documento confidencial del Partido del Trabajo de Corea.
La última cumbre celebrada en Hanoi en febrero terminó sin acuerdo y desde entonces los esfuerzos diplomáticos parecen estar estancados. Pyongyang ha advertido que su paciencia tiene un límite y que Washington debe cambiar su “enfoque” hacia Corea del Norte y acabar con su hostilidad.
Tomando nota, Trump afirmó la semana pasada que había recibido una “bonita” y “muy cálida” misiva enviada por el líder norcoreano, al tiempo que describió su relación con Kim como “muy buena”.
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“Las sanciones les están haciendo mucho daño. Nunca hemos retirado las sanciones. Veremos lo que pasa”, apuntó Trump, quien minimizó los intentos de Corea del Norte de violar el régimen de sanciones impuesto: “todo el mundo intenta violar las sanciones”. Y lo mismo respecto de las pruebas balísticas llevadas adelante por Kim a pesar de haber firmado un armisticio.
“No está haciendo pruebas nucleares ni pruebas de ningún tipo. Dispararon unos pocos misiles de corto alcance, como hace todo el mundo”, concedió para finalmente explicar que las negociaciones se trabaron porque él desea un acuerdo definitivo. “Podría haber logrado un acuerdo fácilmente, pero quiero uno que signifique algo”, argumentó diferenciando su gestión en la región de la de su predecesor, Barack Obama.
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“Tenemos una relación hoy Corea del Norte y eso es importante. No tengo prisa, nos lo vamos a tomar con tranquilidad”, aseguró Trump, y remarcó que de no ser por sus gestiones a”Estados Unidos estaría ahora en una gran guerra hoy”.
Corea del Sur. La Casa Blanca ofreció a Pyongyang una nueva ronda de negociaciones, y Kim contestó que “no desaprovecharía la oportunidad”. Lo confirmó el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton, al referirse a los rumores de una tercera cumbre entre el presidente estadounidense y el norcoreano. “La pelota está en el tejado de Pyongyang”, definió.
El presidente de Corea del Sur, Moon Jae In, está interesado en que los chispazos terminen ya. Pero sabe que los tiempos de los adversarios son otros. “Ambos han expresado su confianza mutua y su férreo compromiso para entablar un diálogo”, explicó el surcoreano, para luego expresar su malestar por el circo sin contenido: “Creo que unas conversaciones previan podrían evitar que se repita lo ocurrido en Hanoi”, añadió. El presidente Moon insiste en que su país se mantiene en contacto con el vecino del Norte a pesar de la tensa relación actual, marcada por los recientes ensayos con proyectiles desde el lado norcoreano: “La paz puede lograrse únicamente a través de medios pacíficos, como es el diálogo. Es el diálogo, y no las armas nucleares”. “Corea del Norte debe mostrar de forma sustancial a la comunidad internacional su compromiso con el desmentelamiento total de sus armas nucleares y establecer un régimen de paz”, remarcó.
Aunque Corea del Norte ha mantenido su promesa de no realizar ensayos nucleares o de misiles intercontinentales, Bolton dijo que Washington mantiene su “campaña de máxima presión” porque Kim aún no parece haber tomado la “decisión estratégica de abandonar la búsqueda de armamento nuclear”.
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Mientras tanto, en conjunto con los surcoreanos, buscan ganarse al pueblo con la entrega de alimentos: la mala gestión política, las sanciones internacionales y las condiciones meteorológicas desfavorables han provocado graves carencias a la población de Corea del Norte.
El PMA y la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estiman que 10 millones de personas, el 40 por ciento de los norcoreanos, necesitan comida de forma urgente. “Hay discusiones con el PMA sobre el tema de la entrega de alimentos”, ha reconocido este lunes ante la prensa el Ministerio de Unificación surcoreano, Lee Sang Min.
Envalentonado por el corrimiento de Trump, y el reclamo de los surcoreanos, el presidente de China, Xi Jinping, arrancó esta semana una visita a las dos Coreas.
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El portavoz del Departamento Internacional del Comité Central del Partido Comunista de China, Hu Zhaoming, señaló que la visita de Xi tendrá lugar a invitación del líder norcoreano, Kim Jong Un, y tendrá lugar en medio del estancamiento de los contactos con Estados Unidos sobre la desnuclearización del país asiático (China es el principal aliado de Pyongyang): la última cumbre celebrada en febrero en Hanoi entre Kim y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, terminó en nada.
Trump tiene previsto visita Corea del Sur a finales de este mes, pero ha reiterado que “no es físicamente imposible” que se organice una cumbre con Kim simultáneamente. Moon había manifestado que en la carta que el norcoreano le envió al estadounidense, había reiterado su oferta de reunirse en cualquier momento para avanzar en las conversaciones.
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