Mientras Irán analiza las ventajas de las conversaciones con EE.UU. y las tensiones mantienen su intensidad en el Golfo Pérsico, el liderazgo de la República Islámica se prepara para un segundo mandato de Donald Trump y conoce la manera en que a dos países importantes les fue bien en las negociaciones de alto nivel con el jefe de Estado: México y Corea del Norte.
«Hay un 50% de posibilidades de que aún esté en el cargo, así que tendremos que tratar con él durante otros seis años», dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Javad Zarif, el miércoles en una entrevista televisiva con el editor en jefe de Bloomberg, John Micklethwait.
Teherán y Washington siguen en un callejón sin salida. Aunque los funcionarios de la administración de Trump dicen que están abiertos a conversaciones sin condiciones previas, el gobierno de Irán quiere que se alivien las sanciones que han paralizado las ventas de petróleo y socavado su economía. Un ejemplo que recae en la opinión de Teherán, dijo Zarif, es el vecino, aliado y socio comercial clave de EE.UU., México.
«Después de renegociar el NAFTA, generó una nueva exigencia e intentó presionar a los mexicanos para que cedieran un poco más», dijo Zarif sobre las recientes amenazas de Trump de imponer nuevas sanciones comerciales debido a los cruces fronterizos indocumentados. «Entonces él siempre cree, al parecer, que ’lo que es mío es mío y lo que es tuyo es negociable’».
La economía de Irán se ha visto paralizada por el aumento de las sanciones estadounidenses que restringieron las ventas de petróleo de los miembros de la OPEP, impulsaron la inflación y socavaron el apoyo interno al gobierno del presidente, Hassan Rouhani. Los temores de una nueva guerra en Medio Oriente se han disparado tras una serie de ataques contra buques petroleros en el Golfo, el derribo de un avión no tripulado estadounidense y la incautación británica de una embarcación que transportaba petróleo iraní.
A medida que continúa el estancamiento luego de la retirada de Trump del histórico acuerdo nuclear de 2015, Irán presiona a las partes europeas del pacto para que cumplan con las promesas de que Teherán seguirá obteniendo beneficios económicos al adherirse a su lado del acuerdo. No obstante, Zarif también señaló que Irán continuará enriqueciendo uranio más allá de los niveles acordados en el acuerdo y que tiene derecho a hacerlo hasta que Europa cumpla sus compromisos.
«Continuaremos con las mediadas, y estas mediadas son legales, conforme al acuerdo», dijo Zarif, tras consultarle sobre la posibilidad de seguir con el enriquecimiento de uranio. Dijo que EE.UU. se «disparó en el pie» al abandonar el acuerdo, que Trump frecuentemente ha calificado como el «peor acuerdo de todos los tiempos».
Y aunque sostiene que Irán no tiene previsto construir armas nucleares, Zarif dijo que su país ya se había comprometido mucho más seriamente con EE.UU. que el líder supremo norcoreano, Kim Jong Un, solo para quemarse.
«Trabajamos no en un documento de dos páginas sino en un documento de 150 páginas«, dijo, al comparar el acuerdo de 2015 con la vaga declaración del año pasado entre Trump y Kim en Singapur que, según analistas, no ha detenido el programa nuclear de Corea del Norte.
Zarif, quien ha sido ministro de Relaciones Exteriores de Irán desde 2013, fue el principal negociador en el acuerdo nuclear multipartidista conocido como Plan de Acción Integral Conjunto. Se suponía que iba a aportar ventajas económicas para Irán pero, en cambio, las renovadas sanciones de EE.UU. han destruido esa expectativa. Irán está produciendo petróleo al ritmo más lento desde 1986, lo que convierte a las sanciones estadounidenses en uno de los episodios más brutales que enfrenta la economía de Irán desde la revolución de 1979.