Corea del Norte recibió al secretario de Estado de Estados Unidos, Michael Pompeo, en su último viaje a Asia, con dos señales de frustración: con un lanzamiento de prueba de misiles y al no enviar a sus diplomáticos principales ante la posibilidad de sostener conversaciones nucleares.
El régimen de Kim Jong-un disparó dos misiles balísticos de corto alcance al mar la madrugada del miércoles, dijo el ejército surcoreano, la segunda prueba de este tipo en menos de una semana. Los lanzamientos se produjeron solo unas horas antes de la llegada de Pompeo a Bangkok para una cumbre regional, una escala que el máximo diplomático estadounidense reconoció que no incluiría una reunión anticipada con los norcoreanos.
Las maniobras norcoreanas fueron las últimas en una serie de esfuerzos cada vez mayores de Kim para obtener una mejor oferta del presidente de EE.UU., Donald Trump, antes de reanudar las negociaciones sobre su programa nuclear. Más de un mes después de que Trump y Kim acordaran reiniciar las conversaciones a nivel de trabajo, tras su histórico apretón de manos en la Zona Desmilitarizada que divide a las dos Coreas, las posibilidades de reunirse se ven más lejanas.
«Si Corea del Norte hubiera querido sostener conversaciones con EE.UU. en Bangkok, habrían enviado una delegación«, dijo Shin Bum-cheol, miembro del Instituto Asan para Estudios Políticos en Corea del Sur. «Siguen presionando a EE.UU. en vez de sostener estas conversaciones a nivel de trabajo para establecer condiciones más flexibles».
Si bien Trump ha indicado reiteradamente que no permitirá que el lanzamiento de misiles balísticos de corto alcance de Kim interrumpa las negociaciones, las pruebas están sometidas a sanciones de las Naciones Unidas y las armas amenazan a Corea del Sur y a miles de tropas estadounidenses allí. Kim le ha dado a Trump hasta fin de año para que presente una mejor oferta, una fecha límite que ha elevado las expectativas de que Corea del Norte podría reanudar las pruebas nucleares en un año electoral estadounidense.
Sanciones aplastantes
Desde la reunión del 30 de junio entre Trump y Kim, Corea del Norte ha difundido un nuevo submarino, ha disparado dos rondas de misiles y ha presentado reiteradas objeciones a los ejercicios militares que EE.UU. planea realizar el próximo mes con Corea del Sur. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Corea del Norte advirtió a principios de este mes que los simulacros podrían obligar al régimen a reconsiderar su moratoria sobre los principales ensayos armamentistas.
Aunque Kim parece decidido a mantener su relación con Trump, pretende que EE.UU. muestre una mayor disposición para relajar las sanciones que aplastan la economía de su país.
«Sabíamos que los lanzamientos de la semana pasada no iban a ser los últimos por ahora», dijo Rachel Minyoung Lee, analista de NK Pro con sede en Seúl. «Aclarado el punto, los lanzamientos de hoy parecen seguir el comportamiento que Corea del Norte ha mostrado frente a EE.UU. en los últimos meses de creciente presión sin cruzar la línea».
Los lanzamientos desde la península de Hodo de Corea del Norte comenzaron poco después de las 5 a.m. del miércoles, dijo el ejército de Corea del Sur.
Expertos en armamento dijeron que los misiles lanzados el miércoles probablemente eran los mismos que Corea del Norte disparó la semana pasada: su misil balístico de corto alcance KN-23 de combustible sólido. Los dos misiles disparados la semana pasada viajaron a una velocidad y trayectoria que les permitiría evitar ser interceptados por parte de los sistemas antimisiles estadounidenses en la península.
El gobierno de Trump estaba al tanto de los informes de un lanzamiento de misiles desde Corea del Norte y continuaría monitoreando la situación, dijo un funcionario del Departamento de Estado. Los proyectiles no llegaron a la zona económica exclusiva de Japón y no representaron una amenaza para la seguridad nacional del país, dijo el ministerio de Defensa.
«Si nos amenazan y nos provocan, el régimen de Corea del Norte y el ejército de Corea del Norte sin duda se define como nuestro ’enemigo’», dijo el ministro de Defensa de Corea del Sur, Jeong Kyeong-doo, en comentarios que sugieren que tales acciones podrían hacer que Seúl reconsidere su decisión de rebajar el nivel de amenaza de su vecino.