Evo Morales se viste de bombero en jefe de Bolivia a dos meses de las presidenciales

El avión sobrevuela la Chiquitania, al sudeste de Bolivia. Evo Morales observa desde las alturas los focos que continúan activos y devastaron 1,2 millones de hectáreas del Amazonas. De repente, la aeronave desciende. El presidente camina por la pista de aterrizaje, se calza un mono azul y se une a los bomberos que combaten las llamas, flanqueado por fotógrafos y cámaras de televisión, que registran al milímetro cada gota de sudor del mandatario que irá el 20 de octubre por la re-re-reelección.

Las imágenes rápidamente son publicadas por los medios de comunicación y replicadas en las redes sociales, las mismas donde se había cuestionado duramente a Morales en la última semana. Son poderosas y contrastan notablemente con la reacción de Jair Bolsonaro en Brasil. Pero, ¿alcanzan para evitar que pague en dos meses un costo político en las urnas?

Los incendios fueron para Morales una incómoda piedra en el zapato en una campaña en la que partió como favorito. “Tienen un rol coyuntural en el clima electoral. Este tipo de situaciones tienen un impacto relativo que decrece a medida que se pasa página. La mayoría de la ciudadanía vota por otro conjunto de factores más estructurales, en base a ‘su metro cuadrado’, a su día a día”, explicó a PERFIL Alfredo Serrano Mancilla, director del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), que divulgó en agosto una encuesta que da ganador a Morales por amplia diferencia. El estudio, que consultó a 2 mil personas en todo el país, le adjudica un 43,4% de intención de voto, frente a un 25,1% del líder opositor Carlos Mesa.

Esa diferencia, en tanto, es menor en un sondeo de Ipsos, efectuado en los mayores centros urbanos de Bolivia. Allí, el mandatario obtiene un 31% y su competidor un 28%.

Mesa, obligado a acortar distancias, salió con los tapones de punta: “Aquí hay un culpable de esta situación dramática para el país y ese culpable se llama Evo Morales”. La oposición apuntó contra Morales por autorizar las quemas destinadas a ampliar la frontera agrícola, práctica que, según denuncian los ambientalistas, beneficia a los empresarios ganaderos y agroindustriales de la soja y la caña.

Grieta boliviana. Según el estudio de Celag, el 54% de los bolivianos tiene una imagen positiva del presidente; la evaluación favorable de su gestión es del 72%; y la mitad apoya la continuidad de sus políticas sociales y económicas. El mandatario fortalece sus chances de continuar en el Palacio del Quemado por la estabilidad macroeconómica. Según previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía boliviana crecerá un 4% en 2019, situándose muy por encima de la media de la región, que apenas alcanza el 1,4%. La inflación acumulada del primer semestre del año es de 0,81% y el desempleo del 4,24%.

Sin embargo, más de un tercio de la población repudia la gestión del presidente. Además de las críticas por los incendios, la oposición sostiene que su intento de reelección es ilegítimo, porque había sido rechazado en un referéndum en 2016. Sin embargo, el mandatario apeló a un fallo del Tribunal Constitucional, que le permitió ir por el cuarto período consecutivo. Las críticas también apuntan al revés de Bolivia en 2018 en la Corte de La Haya, donde demandó a Chile en reclamo de una salida al mar.

La oposición corre con desventaja en la campaña, al no lograr una candidatura de unidad. El senador Oscar Ortíz, de Bolivia dice No, marcha tercero en las encuestas y amenaza con disputarle a Mesa el mismo electorado.

Serrano sostiene que Morales tiene un escenario “despejado” para ganar en primera vuelta, para lo que necesitaría cosechar más del 40% de los votos. Con ese objetivo, Evo se puso el uniforme de bombero en jefe y logró, por unas horas, acallar las críticas. Por la noche, incluso, se perdió en la selva. “¿Dónde están?”, gritó a los militares. Las cámaras de televisión, omnipresentes, inmortalizaron la escena.

Argentina envía 227 brigadistas

Agencias

Argentina enviará la semana próxima a Bolivia 227 brigadistas para ayudar a combatir los incendios que devastaron más de un millón de hectáreas de bosques y pastizales en la Chiquitania. Según indicó Cancillería en un comunicado, el contingente, junto con maquinaria de apoyo logístico, tendrá como destino la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra.

“Prestará funciones conforme lo que dispongan las autoridades bolivianas en función de sus necesidades”, señaló el Gobierno. La constitución de este contingente fue coordinada por por el Sistema Nacional para la Gestión Integral del Riesgo (Sinagir), el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto y las Fuerzas Armadas de Argentina a fin de contribuir a combatir los incendios forestales en Bolivia.

“El ingreso a ese país tendrá lugar por el paso Salvador Mazza-Yacuiba y está previsto para principios de la próxima semana”, indicaron las autoridades de Argentina, que ya enviaron ayuda a Brasil.

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