En medio de la emergencia hídrica que dictó el gobierno de Uruguay, el Ministerio de Salud Pública se negó a elevar los niveles de sodio y cloruro para el agua potable. En tanto, especialistas en ginecología desalientan a las embarazadas a consumir agua corriente y les recomiendan comprarla embotellada.
La sequía que afecta a Montevideo, donde vive la mitad de la población del país oriental, sumó ahora un nuevo conflicto por la calidad del agua. En este caso, se trató de una decisión de la cartera nacional de salud para no aumentar el nivel de salinidad atendiendo los efectos que podría generar en la salud.
El 19 de junio, el presidente Luis Lacalle Pou anunció vía decreto la emergencia hídrica para el país y dijo que “seguramente se eleven las cifras” de cloruro y sodio en el agua que el gobierno está tomando del estuario Río de la Plata, para que las reservas no queden en cero.
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“Básicamente, es una regla de tres: esta calidad de agua para tantos días, equis, para treinta días. Entonces, estamos evaluando con los técnicos del Ministerio de Salud Pública hasta dónde podríamos llevar esos registros para que siga siendo bebible esa agua, que es nuestra primera meta. Insisto, todos estos cálculos los estamos haciendo en base a que no vaya a llover”, sostuvo el mandatario.
De acuerdo al medio uruguayo El Observador, el MSP se negó esta semana a aumentar nuevamente estos niveles. Hace seis días, Obras Sanitarias del Estado de Uruguay (OSE) le solicitó a la cartera ascender el máximo de sodio de 440 miligramos por litro a 988 mg/l y 1.324 mg/l. También habían solicitado subir los niveles de cloruro de 720 mg/l a un valor que oscile entre 1.700 mg/l a 2.300 mg/l.
De acuerdo a la propia OSE, desde el 12 de junio los niveles de sodio y cloruro ya se ubicaban por encima de lo permitido.
En mayo, cuando los efectos de la sequía ya se sentían en las reservas de agua dulce, la titular de salud Karina Rendo había dicho que el límite recomendado era de 480 miligramos de sodio por litro de agua, aunque el valor máximo permitido era de 440 mg/l.
Especialistas recomiendan a las embarazadas no tomar agua de la canilla
Dos especialistas en ginecología explicaron que ante la falta de evidencia respecto a los efectos del agua salinizada en la salud, las embarazadas deberían evitar el consumo del agua potable.
“No es que si bebe agua de la canilla le saldrá un niño sin cara o todo deformado, tampoco si cocina los fideos con agua de OSE, pero ante la falta de evidencia sobre el impacto directo en la salud humana y del feto es preferible no hacerlo”, dijo Claudio Sosa a El Observador.
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El especialista Leonel Briozzo manifestó que “hay que ser rotundos” y prohibirle a las embarazadas tomar agua de la canilla. También sostuvo que “debería subsidiarse el agua embotellada para ellas como manera de protegerlas”.
Desde su perspectiva, “el agua embotellada no es que sea la panacea, estudios científicos en 2019 identificaron la presencia de microplásticos en la placenta… pero en el estado de situación actual es un agua más segura que aquella que sale de la canilla”.
El precio del agua en Uruguay
Mientras la legislatura intenta debatir un proyecto que exonere del IVA a las aguas envasadas y las sodas, los precios se siguen moviendo.
Un relevamiento del Ministerio de Economía y Finanzas realizado en los últimos días determinó que la botella de agua entre 2,25 y 2, 5 litros tiene un valor de $62,6. Si se aplicara la quita del impuesto, el precio pasaría a 49$.
Más allá de esto, el presidente del Centro de Almaceneros Minoristas, Baristas, Autoservicistas y Afines del Uruguay (Cambadu), Daniel Fernández, reconoció que los precios no cambiarían en tanto los empresarios y comerciantes no agoten los stock que tienen, además de aguardar por los nuevos valores para determinar el precio de góndola.
LT