Al menos 400 mujeres y niños fueron violados en un campamento instalado específicamente para torturar y abusar de los migrantes que atraviesan la selva del Darién, ubicada en el límite entre Colombia y Panamá, con el fin de llegar a Estados Unidos. Médicos Sin Fronteras (MSF) denunció que en octubre hubo una violación cada tres horas y detalló que tres sobrevivientes eran niños de 11, 12 y 16 años.
“En las selvas tropicales montañosas y los pantanos del Tapón del Darién (un tramo de 100 kilómetros de extensión natural conocido como uno de los cruces migratorios más peligrosos del mundo) las personas denuncian haber sido sometidas a secuestros y violaciones en carpas instaladas para ese fin”, detalló Médicos Sin Fronteras en un informe publicado hace una semana.
Casi 460.000 migrantes cruzaron el Tapón del Darién en lo que va del año en su viaje hacia el norte, trayecto en el que están expuestas a riesgos que incluyen caídas de acantilados, ahogamiento en ríos, así como robos, secuestros y violaciones. La violencia sexual en la selva está aumentando, según el número de víctimas que buscan ayuda de MSF en Panamá. Sólo en octubre, la organización asistió a 107 sobrevivientes, incluidas 59 personas en una semana y creen que hay muchos más casos que no son denunciados.
Grupos armados de hombres exigen dinero a los migrantes sólo para que se les permita atravesar la región del Darién. Aquellos que no pueden pagar son sometidos a abusos que van desde tocamientos no deseados hasta violaciones frente a otros migrantes o en carpas instaladas para agredir a las víctimas. El 95% de las víctimas de violencia sexual atendidas por MSF eran mujeres. Además, hombres que intentaron defender a las víctimas fueron sometidos a violencia y, en algunos casos, asesinados.
Los migrantes que pueden, pagan a “guías” que los ayudan a cruzar rápidamente la peligrosa jungla para evitar el peligro. Pero aquellos que no lo hacen están solos, e incluso pagarle a un guía tampoco es garantía de protección contra ser secuestrados, violados o asesinados. Si bien viajar en grupo ofrece protección, los agresores armados que acechan a los migrantes en la selva de todas formas logran secuestrar y torturar a grupos enteros.
El testimonio de una sobreviviente
El informe de Médicos Sin Fronteras incluyó el testimonio de una migrante venezolana que sobrevivió a las vejaciones que se han sistematizado en la selva que se extiende al límite entre América central y América del sur. «¿Cómo puedes sobrevivir a cinco violaciones?» preguntó entre lágrimas la mujer y añadió: “Cruzamos la jungla buscando un futuro mejor, no que nuestras vidas terminaran”.
La mujer relató cómo todo el grupo con el que viajaba fue secuestrado por hombres armados y sometido a violencia. “Me golpearon en las piernas con un bate, porque a los que no teníamos dinero nos golpeaban”, explicó. “Aquellos que dijeron que no tenían dinero, pero cuando los registraron encontraron que sí tenían dinero, sufrieron aún más. Dijeron: ‘Oh, sí, ella tiene algo de dinero’ y las violaron. Vi a mucha gente violada. Los vi abandonados desnudos y golpeados. Uno, dos o tres te agarran y te violan, y luego viene el siguiente y te vuelve a violar, y si gritas, te golpean”, denunció.
La sobreviviente reveló que los agresores «dicen que es su tierra, que hay que respetarla, y que el que pasa por allí debe pagar. Y si pagas o no pagas, igual lo hacen. Abusan de quien quieren. Incluso tienen hombres violados». “Algunos jóvenes también fueron golpeados y tirados al suelo por intentar defender a las mujeres, mataron a un niño delante de nosotros de un tiro en la frente”, informó.
“Sólo pedimos que no haya más muertes ni violaciones. No es justo que nos hagan esto. Somos mujeres guerreras por nuestros hijos. Entendemos que hay ríos, animales y serpientes, pero los más dañinos son los hombres dentro de la selva. Nos están violando y acabando con nuestras vidas”, concluyó la venezolana, y Médicos Sin Fronteras reforzó: “La migración no es un delito. La movilidad humana es un derecho universal”.
ML / ED