El expresidente estadounidense Donald Trump fue multado este martes con 9.000 dólares por ultraje a testigos y miembros del jurado al margen de su juicio penal en Nueva York, donde el juez Juan Merchan advirtió que podría detenerlo si lo vuelve a hacer.
Según Merchan, que dio a conocer su decisión ante Trump en la apertura de una nueva audiencia del juicio, el acusado violó la orden de no injuriar a los testigos, los jurados, los miembros del tribunal ni a sus familiares.
«Queda advertido de que el Tribunal no tolerará la continuación de violaciones deliberadas de sus órdenes (…). Si es necesario y apropiado, impondrá una pena de prisión», escribió el juez en su decisión.
Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Trump fue multado por nueve violaciones de la orden que había recibido de no atacar al tribunal.
Cada infracción fue castigada con 1.000 dólares y se le ordenó al exmandatario (2017-2021) retirar a más tardar este martes por la tarde «los comentarios ofensivos», siete de estos publicados en su plataforma Truth Social y dos en la página web de su campaña para las presidenciales del 5 noviembre.
El juez dictó su orden antes de que se reanudaran los testimonios en el histórico juicio al magnate republicano por cargos de falsificar registros comerciales para pagar 130.000 dólares por el silencio a una estrella porno, Stormy Daniels, con la cual tuvo una supuesta relación extramatrimonial.
El juicio contra Donald Trump se reanuda con la segunda semana de testimonios
Antes de que el juez se pronunciara sobre esas violaciones, los fiscales plantearon otras nuevas, que serán examinadas el jueves, con posibles nuevas sanciones para Trump.
A su llegada al tribunal, el candidato presidencial republicano volvió a presentarse como víctima de un proceso judicial «dirigido por la Casa Blanca y jueces y fiscales demócratas» y de nuevo solicitó a Merchan, al que califica habitualmente de «corrupto», que se recuse.
Trump es el primer exmandatario de Estados Unidos que enfrenta cargos penales, y su requerida asistencia a tribunales está limitando la dedicación de tiempo completo a la campaña electoral a menos de siete meses de su esperada revancha con el presidente estadounidense, el demócrata Joe Biden, quien le venció en 2020.
El multimillonario está acusado de falsificar los registros para reembolsar a su entonces abogado, Michael Cohen, el dinero canalizado a Daniels pocos días antes de las elecciones de 2016, en las que derrotó a la demócrata Hillary Clinton.
Daniels, de 45 años, cuyo nombre real es Stephanie Clifford, amenazaba en ese momento con hacer pública su historia sobre un supuesto encuentro sexual con Trump en 2006 que podría haber descarrilado su campaña a la Casa Blanca.
Trump niega haber tenido relaciones sexuales con Daniels y utilizó apariciones fuera de la sala del tribunal de Manhattan para criticar su acusación, afirmando que constituye una «caza de brujas».
Gary Farro, exdirector general del ahora desaparecido First Republic Bank, subió al estrado de los testigos este martes después de prestar testimonio brevemente el viernes.
Cohen, una especie de «reparador» de situaciones para Trump, detalló cómo este «cliente difícil», para el que «el 90% de las veces las peticiones eran urgentes», le había pedido que abriera una cuenta para una nueva empresa, en realidad un fachada que sirvió para pagar a Daniels.
«Si el cliente me hubiera dicho que era una empresa fantasma, no habría abierto la cuenta», precisó.
Se espera que Cohen, quien se convirtió en un crítico explícito de Trump, y Daniels sean testigos estrellas durante lo que queda del juicio.
La apertura del proceso estuvo dominada la semana pasada por el testimonio de un exeditor del tabloide National Enquirer, quien aseguró que suprimió historias potencialmente dañinas sobre Trump.
David Pecker, de 72 años, describió una práctica conocida como «atrapar y matar», que implicaba comprar y luego enterrar historias picantes que podrían haber sido embarazosas para el magnate inmobiliario y perjudicado su campaña.