Boris Johnson diseña su plan para concretar el Brexit del Reino Unido

Boris Johnson es un animal político que interpreta, como pocos tories, cuáles son los deseos y emociones de su electorado. Con eso en mente, prometió apenas pisó el número 10 de Downing Street que concretará el Brexit, con o sin acuerdo con la Unión Europea (UE). Su plan para lograrlo es eminentemente electoral. El primer ministro británico sabe que cuenta con una mayoría exigua en el Parlamento y necesita el apoyo de gran parte de la sociedad británica. Por eso, envió esta semana decenas de gestos al electorado que se impuso en el referéndum de 2016: anunció que buscará abolir la salvaguarda en la frontera de Irlanda, aseguró que el Brexit es “una enorme oportunidad económica”, y prometió más inversiones en el interior del Reino Unido, donde es mayoritario el voto por el “Leave”.

Johnson parece estar en campaña, aunque el viernes aseguró que no convocaría a elecciones anticipadas. Cobijado por un gabinete profundamente euroescéptico, apostó por un populismo proselitista que anuncia cuál será su próxima jugada. “Johnson está preparándose para una elección”, afirmó a PERFIL Ezequiel González Ocantos, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Oxford.

El primer ministro quiere modificar el Acuerdo de Retirada, negociado por su antecesora Theresa May, aunque Bruselas se niega a discutirlo nuevamente. Si no persuade a sus cada vez más distantes socios europeos, Johnson podría forzar en el Parlamento una salida sin acuerdo y, si eso fracasa –como indican votaciones recientes–, convocar a elecciones anticipadas con el objetivo de conseguir una mayoría más amplia que le dé mandato para un divorcio “por las malas”.

“Cuando la gente votó para salir de la Unión Europea, no estaban votando solo contra Bruselas, sino también contra Londres”, dijo ayer en un acto en Manchester. “Recuperar el control no solo se aplica a que Westminster recupere su soberanía de la UE, significa que nuestros pueblos, condados y ciudades se vuelvan más autónomos”, agregó.

El líder conservador corre contra reloj, tras prometer que saldrá de la UE antes del 31 de octubre, para hacer del Reino Unido, según sus propias palabras, “el lugar más genial del mundo”. Para González Ocantos “es muy difícil que haya un ‘no deal’ con este Parlamento”. “Hay dos opciones: que llame a elecciones antes del 31 de octubre o inmediatamente después, cuando el Parlamento le bloquee la salida sin acuerdo”, aseguró.

Su principal objetivo en la negociación con Bruselas pasa por eliminar la “antidemocrática” salvaguarda en la frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda, para que aquella región británica no quede “atrapada” indefinidamente dentro de la unión aduanera. Pero Michel Barnier, el negociador comunitario, solo ofreció negociar la declaración política de la ruptura, donde se estipula cómo será el vínculo futuro de Londres y la Unión Europea. “Salir de la Unión Europea es una oportunidad económica masiva para hacer cosas que no nos han permitido hacer durante décadas”, pronosticó el nuevo primer ministro.

Para lograrlo, designó un gabinete integrado exclusivamente por “leavers”, los tories más fervientemente euroescépticos. El ex banquero Sajid Javid, nombrado ministro de Finanzas, un puesto estratégico en caso de una salida sin acuerdo; Priti Patel, otro defensor del Brexit a cargo de la cartera de Interior; y el canciller Dominic Raab serán los alfiles de Johnson en su pulso con Bruselas. “Es un gabinete muy a la derecha, muy pro Brexit, un gabinete de leales para salir sin acuerdo. Johnson tuvo un enorme gesto de autoridad y dejó de ser ambivalente”, consideró Ocantos, que opina que ese guiño le dará más credibilidad en una virtual campaña electoral.

Obstáculos. Además de la oposición, Johnson contará con la resistencia del Parlamento –donde tiene una mayoría de dos escaños–. En la bancada del Partido Conservador hay diputados que se oponen a un divorcio sin acuerdo, entre ellos el ex ministro de Finanzas, Philip Hammond, quien anunció que estaba dispuesto a “todo” para impedirlo. Esa coyuntura política podría forzar una convocatoria a nuevas elecciones, donde el mayor fantasma de Johnson es la dispersión del voto de los “leavers”, que podrían optar por él o por el Partido del Brexit, liderado por el excéntrico Nigel Farage. Pero también podría precipitar una moción de censura, que implicaría la caída de su gobierno.

En una recorrida el viernes por Londres, en la que se fotografió con decenas de seguidores, Johnson anunció que reclutará 20 mil policías para “enfrentar el crimen”. La medida, al igual que el Brexit, atiende una de las principales preocupaciones de su electorado. Boris “necesita que lo quieran”, como reveló un ex ministro. Y si eso le da poder, mejor aún.

‘Amistad’ con la UE

El primer ministro británico, Boris Johnson, dijo ayer que abordará la negociación con la Unión Europea (UE) con compromiso y “espíritu de amistad y cooperación”. Johnson señaló que se implicará en las conversaciones y no se mostrará “indiferente” o “distante”, pero reiteró que para que haya progresos Bruselas tiene que acceder a eliminar la “antidemocrática” cláusula irlandesa. “Vamos a intentar resolver estos problemas”, afirmó, al destacar que tiene “relaciones muy amistosas” con los líderes comunitarios.

Bruselas insiste en que el tratado ratificado en noviembre por los veintisiete socios del bloque no se puede renegociar, incluida la polémica cláusula irlandesa, pero accedería a mejorar la declaración anexa sobre la futura relación comercial bilateral.

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