El fútbol brasileño se encuentra en el centro del escándalo porque más de una docena de jugadores se encuentran bajo sospecha de haber manipulado partidos en favor de apostadores. El presunto caso de corrupción salió a la luz en noviembre pasado cuando el presidente del Vila Nova de Goiás, Hugo Jorge Bravo, denunció que tres partidos de la segunda división, en la que su club participa, habrían sido manipulados.
Bravo se enteró a través de uno de sus jugadores, el volante Romário, de 20 años, quien incumplió lo pactado con los apostadores: cometer un penal en el partido contra Sport Recife, en la última jornada del Brasileirao B, a cambio de una suma equivalente a unos 30.000 dólares al cambio actual, de acuerdo a AFP.
El jugador recibió un adelanto de unos 2.000 dólares, pero no fue convocado para el juego, por lo que presionaron al mediocampista que fue despedido a finales de noviembre y denunciado ante la justicia, para que les resarciera el perjuicio económico.
Los fiscales creen que al menos 15 partidos fueron arreglados, ocho de ellos de la primera división del año pasado. Los otros fueron de la segunda categoría de 2022 y de campeonatos estatales de 2023.
Hasta ahora 25 personas fueron denunciadas: 15 futbolistas, uno de la primera división, el defensa del Santos Eduardo Bauermann, y diez apostadores o financiadores, tres de los cuales están detenidos. Para el procurador Rodney da Silva hasta ahora solo se descubrió “la punta del iceberg”.
Un jugador argentino fue denunciado por sobornos en el fútbol brasileño
Tras la investigación, seis deportistas de primera división fueron apartados de sus equipos por aparecer en las conversaciones de apostadores encontradas por fiscales y reveladas por medios locales.
Además, el lateral brasileño Pedrinho y el volante ecuatoriano Bryan García, fueron despedidos el viernes por Athletico Paranaense. Y el brasileño Max Alves, de Colorado Rapids (EEUU), fue suspendido.
Los implicados, algunos de los cuales aceptaron cargos y negocian con la justicia, pueden pagar hasta seis años de prisión.
Cómo se producían las manipulaciones de jugadores y partidos
Los jugadores eran abordados a través de las redes sociales por apostadores o intermediarios que jugaban en sitios en línea. Le daban entre 10 mil y 100 mil dólares para que fueran amonestados, para que forzaran tiros de esquinas, provocaran penales, entre otras jugadas.
«Tiene que asegurarnos la tarjeta amarilla antes del fin del primer tiempo, solamente eso», le dice un supuesto apostador al zaguero argentino Kevin Lomónaco (Red Bull Bragantino), de 21 años, según un mensaje revelado por el portal Globo Esporte.
«Me decía que iba a ganar mucho dinero rápido (…) Lo hice sin saber que era un crimen«, reconoció el defensa, que llegó a un acuerdo con las autoridades, en declaraciones publicadas por UOL el sábado.
Los apostadores apuntaban a ganarse 400.000 dólares por fin de semana, según audios divulgados por el sitio G1, y usaban robots o cuentas registradas a nombre de terceros en las casas de apuestas para aumentar los ingresos.
Investigación de las coimas
El ministro de Justicia, Flávio Dino, pidió el miércoles a la Policía Federal que investigue el caso y el Congreso, a su vez, creó dos comisiones para indagar las manipulaciones, una de las cuales debe ser presidida por el senador y exdelantero Romário, campeón del mundo en 1994.
La Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) afirmó el miércoles que no suspenderá el Brasileirao y que trabaja con la «FIFA y otras esferas internacionales para establecer un modelo estándar de investigación».
«Soy partidario de la suspensión preventiva (de jugadores) basada en sospechas concretas e incluso de la expulsión del deporte en casos probados. Quien comete crímenes no debe formar parte del fútbol», dijo el presidente de la CBF, Ednaldo Rodrigues.
Esta no es la primera vez que ocurre algo así, en 2005, el escándalo de la «Máfia do Apito» (Mafia del Silbato), había involucrado a dos árbitros que se aliaron con apostadores para amañar resultados en el Brasileirao.
rb / ds
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