Narendra Modi y las fuerzas de cielo

Mientras Narendra Modi y su partido Bharatiya Janata (BJP) buscan ganar un tercer mandato consecutivo en las elecciones de la India, que comenzaron el 19 de abril se extenderán por seis semanas, la figura del todopoderoso primer ministro se expande, con la certeza de que retendrá el poder cuando se realice el recuento definitivo el 4 de junio. Los expertos y las encuestas han predicho ya que Modi volverá a ganar, incluso superando la sólida mayoría que obtuvo en 2019.

Modi lanzó un cierto hechizo mesiánico sobre sus votantes”, dice Dwaipayan Bhattacharyya, profesor de ciencias políticas en la Universidad Jawaharlal Nehru en Delhi. “Es esta combinación de poder político y divinidad percibida en su persona, lo que permite al BJP proyectarlo como alguien más allá del escrutinio”. La campaña por la reelección puso de manifiesto el estatus reverencial que muchos en la India atribuyen a su primer ministro: algunos de sus partidarios pidieron incluso que gobernara la India durante los próximos 50 años; otros hablaron directamente de él como una figura casi sagrada.
 
Los diez años de su gobierno ha dejado en el país una huella indeleble: una década ganada en la que India ascendió hasta convertirse en la economía de más rápido crecimiento del mundo, cortejada por poderosos líderes occidentales y corporaciones multinacionales. Con gobernanza eficiente y avances tecnológicos que han beneficiado al público, el país se autopercibe más libre de la política de las elites y de los “colonizadores”, al mismo tiempo que se recuperó la grandeza histórica de la civilización hindú. O eso ven los optimistas.

Fanáticos de Modi

Para los otros, es una historia de retroceso democrático y creciente autoritarismo, con capitalismo de amigos y un creciente abismo entre ricos y pobres. El fin de la independencia para los medios de comunicación y la justicia; con una islamofobia públicamente tolerada (son 200 millones los musulmanes de la India) y creciente persecución de las minorías patrocinada por el Estado. Como en Rusia o Venezuela, “la oposición a Modi se presenta como oposición al propio país”, explica Bhattacharyya.

El culto a la personalidad no es casual: el rostro y el nombre de Modi están cosidos a casi todos los planes de bienestar del gobierno, incluso en las raciones de alimentos y vacunas que reciben los de menos recursos. La “marca Modi” que el primer ministro ensalza cuando se refiere principalmente a sí mismo en tercera persona en sus discursos: al pueblo le reserva el título de “Modi ka parivar” (la familia de Modi), siendo él por supuesto, el padre de la patria. Su plan de gobierno para el próximo lustro se sintetizó así: “La garantía de Modi”.

El ego de Modi es lo que le da la capacidad de tener esta gran visión de lo que será la India. Está hablando de sentar las bases del país para los próximos 1.000 años”, festeja sin dudas desde el anonimato uno de sus ministros.

Elecciones en India

Narendra Damodardas Modi nació en 1950 en un pequeño pueblo del norte de Gujarat, como el tercero de seis hijos en una familia pobre de casta inferior. Mientras crecía, su casa no tenía electricidad y su padre producía aceite de cocina y dirigía una pequeña tienda de té junto a la estación de tren local. Hoy su origen humilde se ha convertido en una parte sagrada de la narrativa populista de Modi, ayudando a proyectarlo como incorruptible frente a las familias dinásticas de élite política que han dominado la India durante décadas.

Según el biógrafo de Modi, Nilanjan Mukhopadhyay, incluso cuando era niño ya mostraba rasgos que luego definirían su carrera política. Al recordar una conversación con uno de los profesores de Modi de su época en la escuela, Mukhopadhyay dijo: “A Modi le gustaba mucho el teatro en la escuela, pero sólo hacía papeles protagónicos. Si no tenía el papel principal no actuaba en esa obra. Es un pequeño vistazo a cómo siempre se ha puesto a sí mismo en el centro de su propio universo”.

Cuando tenía ocho años, Modi entró por primera vez en las oficinas de Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS), la organización paramilitar hindú de derecha que ha trabajado durante casi un siglo para impulsar a la India a convertirse en un estado hindú. Su interés en el RSS comenzó como una forma de entretenimiento extracurricular en su tranquilo pueblo. Pero pronto comenzó a asumir un papel proactivo como voluntario, promoviendo la identidad hindú.

Más de seis décadas después, la ideología RSS sigue siendo la base de las creencias políticas de Modi y de su agenda como primer ministro. En sus dos mandatos, el nacionalismo hindú militante se ha convertido en la ideología política dominante en la India, mientras que las políticas centrales del RSS han dado frutos y las figuras del RSS están presentes en casi todas las instituciones principales.

Fotogaleria El primer ministro de la India, Narendra Modi, entra al templo de Ram para consagrarlo oficialmente en Ayodhya, en el estado indio de Uttar Pradesh

En 1987, el RSS designó a Modi –que se había ganado una reputación como organizador dinámico y eficiente– para formar parte del recién formado BJP, un partido nacido del deseo de la organización de impulsar su agenda a través de la política. Y para 2001, la estatura y la ambición de Modi habían crecido hasta tal punto que cuando el BJP ganó las elecciones estatales de Gujarat, fue nombrado primer ministro.

Y bajo su mandato se desarrollaron los acontecimientos en Gujarat que afectarían su reputación para siempre: en febrero de 2002, tras una disputa, unos vagones de tren que transportaban a peregrinos hindúes, fueron incendiados y 59 personas perdieron la vida. Se culpó a los musulmanes y al día siguiente comenzó un ataque coordinado de grupos hindúes de derecha contra barrios musulmanes: cientos de personas fueron torturadas, asesinadas, quemadas vivas y violadas en manada. Más de 1.000 personas murieron, alrededor de 800 de ellas musulmanas.

Modi fue acusado de exacerbar la violencia, y de no dar órdenes a la policía para detener a los manifestantes antimusulmanes. Sin embargo, en lugar de poner fin a su carrera política, Modi potenció su imagen. 

Narendra Modi

Gran parte de lo que implementó en Gujarat, en particular un énfasis en la infraestructura y una estrecha relación con unos pocos grandes empresarios amigos, fue luego replicado a escala nacional al ser elegido primer ministro en 2014.  “Desde el principio, Modi utilizó el miedo como herramienta, aterrorizando e intimidando a quienes se le oponían”, explica Christophe Jaffrelot, profesor de política y sociología india en el King’s College de Londres, y autor de dos libros sobre Modi.

El Primer Ministro ha logrado imponer no solo su propio relato, pero un cambio cultural. “Siempre hubo cierta aprensión ante la idea de afirmarse como hindú. Esa aprensión ahora ha sido reemplazada por orgullo”, agrega Jaffrelot. Allí Modi es mucho más que un líder político, es casi un Papa, proyectándose como el “sumo sacerdote del hinduismo”. Modi quiere pasar a ser el líder popular más importante de la India moderna, incluso más grande que Gandhi. 

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