Groenlandia «no está a la venta», tras interés de Trump

AFP.

Las autoridades de Groenlandia aseguraron ayer que la isla no está en venta, luego de que la prensa estadounidense publicara que el presidente Donald Trump estaba interesado en comprar el inmenso territorio autónomo danés. “Groenlandia es rico en recursos valiosos. Estamos abiertos a los negocios, no a la venta”, respondió en Twitter el Ministerio de Relaciones Exteriores de Groenlandia.

The Wall Street Journal informó el jueves que Trump consultó a sus consejeros sobre la posibilidad de comprar el territorio, poblado por 56 mil habitantes. Algunos asesores del republicano creen que podría ser beneficioso para Estados Unidos, mientras que otros consideran que la idea es una “fascinación efímera” del presidente, señaló The Wall Street Journal. La Casa Blanca no emitió ningún comunicado oficial al respecto.

Contactado por la AFP, el despacho de la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, no quiso emitir comentario por el momento. En tanto, el resto de la clase política dudaba sobre la veracidad de la información. “Debe de ser una broma”, escribió el ex jefe del gobierno danés Lars Løkke Rasmussen, del Partido Liberal. Por su parte, la líder socialista danesa, Pia Olsen Dyhr, y el vocero de Relaciones Exteriores del Partido Social Liberal, Martin Lidegaard, calificaron la supuesta intención de Trump como un “mal chiste”. Lidegaard aseveró que sería “terrible” para los groenlandeses, que perderían su autonomía y asistirían a una posible militarización de la isla.

Groenlandia es una gigantesca isla ártica, de dos millones de km2, rica en recursos naturales (petróleo, gas, oro, diamante, uranio, zinc, plomo), que sufre con fuerza los efectos del cambio climático. El deshielo se multiplicó por cuatro entre 2003 y 2013.

Trump, que en 2017 retiró a Estados Unidos del acuerdo climático de París, visitará Copenhague en septiembre. Groenlandia era una colonia danesa hasta 1953. En 1979, la isla se convirtió en un “territorio autónomo”, cuya economía depende fuertemente de los subsidios de Copenhague.

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