¿Cómo son los días del argentino que vive en el epicentro del coronavirus?

Desde el miércoles 22 de enero, Javier Pérez vive encerrado con su familia en la ciudad de Wuham, en el sur de China. La localidad es el epicentro del coronavirus, ya que ahí se ubica el mercado de mariscos en donde se originó la enfermedad. El brote ya mató a más de 100 personas en esa ciudad de 11 millones de habitantes. 

La agencia nacional de noticias Télam se comunicó con Javier para saber cómo es vivir con el miedo al brote y un futuro incierto. Pérez vive en China desde el 2006 pero hace tres años se mudó a Wuham. Ahí vive junto a su esposa Joy Chen, su hija de 4 años y su hijo de 8 meses. Tienen una casa en un barrio privado en la zona céntrica de la ciudad, capital de la provincia de Hubei.

Javier contó a Télam: «en el barrio hay una 90 casas donde viven casi todos extranjeros, quedaron sólo diez habitadas. Eso nos permite caminar un poco por la vereda y las calles internas del barrio, igual lo hacemos con barbijos, nos lavamos bien las manos y usamos alcohol en gel cuando entramos». 

En la ciudad china de Wuham está el mercado donde se originó el coronavirus

El miércoles a la noche, el Gobierno chino dispuso que nadie pueda entrar ni salir de la ciudad, y que todos los accesos están controlados por las fuerzas de seguridad. Unos días más tarde, salió una orden de circular con barbijo y prohibieron a la población circular con automóviles. 

Antes de la prohibición, la esposa de Javier fue al supermercado para buscar abastecimiento con barbijos y antiparras, porque el virus puede contagiarse también por los ojos. Al llegar, fue directo a bañarse. A partir de esta ordenanza, los pedidos de supermercado llegan por delivery y son los únicos habilitados para circular. 

El miedo de Javier es mayor al tener dos hijos, por si alguno tiene fiebre deben ir al hospital: «Están abarrotados de gente. El miedo es ir por una falsa alarma y enfermarse ahí, pero igual sabemos que si presentamos algunos de esos síntomas debemos ir», contó a Télam.

Para poder atender a la mayor cantidad de ciudadanos chinos posibles, el gobierno mandó a construir “hospitales exprés”, y en seis días ya lograron más de 1.500 camas nuevas. 

«Los hospitales están abarrotados de gente. El miedo es ir por una falsa alarma y enfermarse ahí», contó Javier

Salir de ahí es imposible: «Muchos se fueron antes del bloqueo, otros intentaron ‘escapar’ y volvieron escoltados por la policía porque todos los accesos están custodiados», explicó. 

Javier trabaja en una automotriz de origen alemán que tiene más de 800 empleados. Este martes el Gobierno extendió el feriado por el año nuevo hasta el 3 de febrero para evitar que la gente circule y Pérez señaló que «en la empresa dijeron que no se volverá a trabajar al menos hasta el 10».

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