QUITO —
El presidente ecuatoriano Guillermo Lasso descabezó el jueves a la cúpula de su gobierno, tras la derrota electoral del domingo. Cuatro de sus colaboradores más cercanos, incluido el ministro de Gobierno y dos de sus asesores más leales, salieron del gabinete y fueron reemplazados por rostros nuevos. El mandatario nombró también a nuevas autoridades en las delegaciones del gobierno en provincias donde recuperó peso la oposición de izquierdas.
En un acto oficial a media tarde, se oficializaron los nombramientos del nuevo ministro de Gobierno, del nuevo secretario de Administración de la Presidencia y del nuevo secretario jurídico de Presidencia. Los tres cargos salientes, junto al del consejero ad honorem presidencial, formaban parte de la cúpula gubernamental.
Dijo también que la decisión de renovar su equipo tiene el objetivo de fortalecer acciones, planes y proyectos para seguir construyendo un país mejor para todos y para hacer ajustes necesarios como sucede en cualquier democracia.
La renovación del gabinete sobreviene a la derrota, admitida por el presidente Lasso, en las urnas el pasado domingo, cuando la oposición de izquierdas apadrinada por el expresidente Rafael Correa (2007-2017) recuperó bastiones municipales y provinciales y cuando la consulta popular en temas de seguridad que lanzó Lasso cosechó un “no” en las ocho preguntas a la ciudadanía.
Los nuevos funcionarios son: Henry Cucalón, como ministro de Gobierno; Sebastián Corral, exgerente de un canal de televisión que entra como secretario de la Administración; Jhossueth Almeida, como secretario jurídico de la presidencia; Jorge Córdova, como secretario de Pueblos y Nacionalidades.
Sustituyen a Francisco Jiménez, ministro que llevó la negociación con los movimientos indígenas tras las protestas de junio de 2022, a Iván Correa, que acompaña al presidente desde antes de llegar al gobierno y que ocupaba la secretaría general de Administración; a Fabián Pozo, que era el secretario jurídico y Gretty Vargas, hasta ahora secretaria de Pueblos y Nacionalidades.
Lasso no designó ningún reemplazo para su asesor presidencial, Aparicio Caicedo, que había renunciado a su cargo horas antes y que también llevaba en el equipo de Lasso desde su etapa como candidato presidencial.
El mandatario ecuatoriano añadió que los cambios son necesarios no solo para refrescar líneas sino para ratificar su compromiso con la voluntad del pueblo.
El ex ministro de Gobierno y analista Gustavo Larrea dijo que “esto evidencia que el gobierno está dispuesto a rectificar y eso es un primer paso importante, pero no solo el único”. Señaló que también es necesario rectificar la forma de gestión económica enfocada a equilibrar la macroeconomía sacrificando a los ecuatorianos. Añadió que “es deseable que Lasso dure hasta el final de su gobierno”, pero, apostilló, no “sabemos si lo logrará”.
El nuevo ministro de Gobierno coincidió con el presidente en el discurso de cambio y renovación. “Hemos escuchado el mensaje del pueblo”, arrancó Henry Cucalón su discurso en la toma de posesión. El exasambleísta procede de la línea dura del Partido Social Cristiano, un partido de derecha que cosechó una gran derrota electoral en su bastión Guayaquil y que señala al presidente de traidor después de que éste se alejara nada más llegar a la presidencia de quienes fueron sus socios en campaña electoral.
Cucalón reconoció que es hora de empezar «una nueva etapa, un fuerte giro” y que este debe ir en la línea de acción y del cambio, pero sin ceder a los afanes desestabilizadores.
El analista y catedrático de la universidad Central, Fernando Borja, en declaraciones a The Associated Press, manifestó que los cambios significan “algo dentro de la apatía para remover a funcionarios que ameritan ser reemplazados” y calificó de mínimo el golpe de timón del mandatario y destacó que aún hay tiempo de profundizar el viraje con el propósito de garantizar la estabilidad política del país.
Por su parte, la profesora y analista de la universidad de las Américas, María Cristina Bayas, aseguró a AP que los cambios eran necesarios ante la generalizada percepción de los ecuatorianos de que Lasso y su gabinete están desconectados de la visión del pueblo y el resultado de la consulta “fue una respuesta definitiva al gobierno… de que estaba viviendo en una burbuja”.
La renovación de gabinete también se extendió a cuatro provincias, con cambios en los delegados del gobierno en regiones donde ha recuperado poder la izquierda y donde la inseguridad ha presentado su cara más violenta.
La consulta popular que fue rechazada en las urnas estaba centrada en temas de seguridad, que es la principal preocupación ciudadana, antes que el desempleo y la corrupción. Una de las cuestiones planteaba la posibilidad de reformar la constitución para poder extraditar a ecuatorianos que fuesen sentenciados por delitos relacionados al narcotráfico y al crimen organizado para que cumplan su condena en otros países.
El vicepresidente del Consejo Nacional Electoral, Enrique Pita, aseguró el jueves al final de la tarde que en la ciudad de Guayaquil se ha descubierto un centro paralelo para imprimir actas electorales falsificadas que ingresaron al conteo electoral para aumentar la votación en rechazo de la consulta propuesta por Lasso. Dijo que ha llamado a Fiscalía para que tome procedimiento, pero no dio detalles sobre cuántas actas falsas han sido descubiertas o de qué manera operaban los presuntos responsables, a los que tampoco identificó.
En reacción al resultado electoral, Lasso nombró nuevo gobernador en Guayas, la provincia con mayor número de muertes violentas que hasta ahora era dominada por los conservadores socialcristianos y que ha pasado a manos de la Revolución Ciudadana, nuevas siglas del partido del expresidente Correa. También en Esmeraldas, otro de los focos de violencia y de acción del crimen organizado, según la tesis oficial. Ahí designó como gobernador al exfutbolista de la Selección Ecuatoriana Frickson Erazo.
Las otras dos provincias con nuevos gobernadores son Cotopaxi, controlada políticamente por el movimiento indígena, y El Oro, al sur del país.
El nuevo ministro de Gobierno, que fue el único de los nombrados en dar un discurso en el acto de posesión, admitió que “la seguridad es una causa nacional, el crimen organizado es la mayor amenaza para los ecuatorianos y la existencia del Estado y para hacerle frente se requiere un poderoso mensaje de unidad”.
Horas antes del anuncio oficial, el ministro de Gobierno, Francisco Jiménez, el secretario jurídico de la Presidencia, Fabián Pozo, y el asesor presidencial Aparicio Caicedo, dieron a conocer sus respectivas dimisiones a través de sus cuentas en Twitter.
Jiménez expresó en su carta de despedida que Ecuador es un país “donde los adversarios políticos siempre esperan agazapados para asestar un golpe” y aseguró que la relación con la Asamblea nunca será sencilla.
Este funcionario estaba encargado de buscar acuerdos con el Legislativo, que ha estado dominado por la oposición desde el inicio de gestión y que mantiene al gobierno en una virtual parálisis al haber rechazado casi todos los proyectos enviados por Lasso.
A esa oposición de izquierdas, que tiene mayoría en la Asamblea, es a la que los votantes dieron su confianza el pasado domingo electoral en las tres provincias de mayor peso político y poblacional (2007-2017), cuyo movimiento tiene mayoría en la Asamblea.
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