Washington – El gobernador de Texas, Greg Abbott, anunció hoy que apostará otros mil soldados de la Guardia Nacional a lo largo de la frontera con México y criticó duramente al Congreso federal por su inacción ante el flujo de inmigrantes indocumentados.
Durante una conferencia de prensa en Austin, Abbott dijo que el número de inmigrantes que han cruzado ilegalmente la frontera de Texas en lo que va del año es equivalente a la población de una de las ciudades grandes en ese estado.
«Hay una crisis creciente en la frontera, una crisis que el Congreso rehúsa solucionar», señaló el gobernador republicano, quien se presentó ante la prensa junto al vicegobernador Dan Patrick; el presidente de la Cámara Baja estatal, Dennis Bonnen, y la teniente general Tracy Norris, que comanda la Guardia Nacional de Texas.
El gobernador dijo que las tropas proporcionarán «ayuda en las instalaciones de detención temporal» en El Paso y el Valle del Río Grande, y también darán apoyo en los puntos de ingreso al país.
Según Abbott, quien dijo que el gobierno federal pagará «el 100 % de los costos de esta misión de corto plazo», el despliegue de estos 1,000 nuevos afectivos complementa el presupuesto de 800 millones de dólares que la legislatura estatal asignó para resolver el sistema migratorio «roto» que tiene el país.
El gobernador acusó a los congresistas en Washington de no ocuparse de la crisis en la frontera y prometió no quedarse «parado sin hacer algo y poniendo en peligro las vidas y la seguridad del estado de Texas sólo porque el Congreso se niega a hacer su tarea».
El arribo de inmigrantes indocumentados, en su mayoría procedentes de América Central, ha crecido constantemente en meses recientes y, según el Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza unas 133,000 personas fueron detenidas o se entregaron a los agentes durante el mes de mayo.
El envío de efectivos de la Guardia Nacional a la frontera en los estados limítrofes con México se ha repetido en los últimos meses desde que el presidente Donald Trump declaró el año pasado una emergencia nacional fronteriza para justificar esa medida.
En la conferencia de prensa en el Capitolio estatal, el vicegobernador Patrick dijo también que si resultan ciertos los informes de los medios acerca de las condiciones deplorables denunciadas en los centros de detención de inmigrantes, eso es algo de lo que es responsable el Congreso.
«No recae sobre los hombres y mujeres de la Patrulla Fronteriza, ni sobre los hombres y mujeres de Texas», aseguró Patrick, quien añadió que ese asunto «no es responsabilidad de los contribuyentes de Texas, es responsabilidad del Congreso».
Ya en 2006, el entonces presidente republicano George W. Bush despachó a la frontera unos 6,000 soldados de la guardia nacional de diferentes estados, y en 2010 el presidente demócrata Barack Obama también apostó 1,200 soldados de ese cuerpo.