Miles de fieles católicos abarrotan las calles con diferentes procesiones coloridas mientras cargan en hombros o en carrozas simbólicas imágenes de Jesucristo en una celebración de Semana Santa que es casi una fiesta nacional con varias de sus celebraciones que han sido declaradas Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad por la Unesco.
Los feligreses colman desde el Jueves Santo las principales iglesias, como la catedral primada de Colombia, ubicada en el centro histórico de Bogotá, donde se realizan representaciones de la última cena de Jesús, con fieles representando ese episodio y celebrando el lavatorio de pies.
Colombia es uno de los países más católicos del mundo, con alrededor de 43 millones de creyentes, según cifras de la Santa Sede. Por eso, los devotos católicos aprovechan para vivir con fervor esta fiesta tradicional y disfrutar de las manifestaciones de fe, que van acompañadas de representaciones culturales propias cada región.
“Cada estación del viacrucis me llenó el corazón, lo viví y cuando estuve allí en el templo me tocó nada menos que el evangelio de que Dios nos cuida, nos cura y le dije ‘cúranos a todo el mundo, danos la paz’ fue hermoso”, comentó a la Voz de América, María del Carmen Cruz, visitante extranjera.
Las muestras de religiosidad popular también se extienden al santuario de Monserrate, un reconocido lugar de oración y peregrinaje, ubicado a más de 3.000 metros de altura en los cerros orientales de Bogotá.
En esta fecha, miles de feligreses aprovechan los días santos para elevar sus oraciones. Allí hay tres formas de alcanzar la cima: por funicular, teleférico o a pie por los más de 1.600 escalones. Muchos feligreses suben por el camino de piedra para elevar sus plegarias, y los más creyentes deciden subir de rodillas en forma de penitencia para pedir por sus milagros o para purgar sus pecados.
“Este es un sitio de peregrinación no solo de Bogotá sino de personas que vienen de muchas partes del mundo porque es un sitio muy bonito y la gente viene por su devoción católica. Les encanta encontrar ese sitio tan llamativo”, dijo a la VOA, Jesús Alberto Pinzón, rector del santuario de Monserrate.
El Viernes Santo, en la catedral de sal de Zipaquirá, situada a unos 40 kilómetros al norte de Bogotá, se realiza a 180 metros bajo tierra el viacrucis y crucifixión con representaciones de las 14 estaciones por las que pasó Jesús.
“Nosotros reunimos lo arquitectónico, lo cultural, lo turístico, pero por supuesto lo religioso, tenemos un viacrucis que finalmente nos lleva a nuestra nave central o a la capilla de Guasá para las personas que tengan esta credibilidad y que sean feligreses católicos en nuestra Semana Santa”, dijo a la VOA Jenny Páez, gerente general Catedral de Sal.
Además, desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Pascua, en el sur del país, cientos de turistas y fieles católicos llegan hasta el Santuario de las Lajas, una iglesia construida en un precipicio sobre los Andes colombianos, y que figura en la lista de las siete maravillas de Colombia, se destaca por su belleza arquitectónica y por ser uno de los lugares más emblemáticos durante la Semana Santa, como destino de peregrinación.
Y finalmente, en los hogares colombianos el plato fuerte por tradición es el pescado en todas sus presentaciones, donde según cifras del Ministerio de Agricultura, se estima que unas 47.000 toneladas de pescado se consumirán en el país durante esta celebración.
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