Cochabamba, Bolivia —
Desde hace tres décadas Miriam Jemio está dedicada a la cobertura medioambiental en Bolivia. Como periodista ha visitado casi todos los rincones del país en busca de historias que visibilicen la realidad de comunidades olvidadas y con situaciones que ponen en riesgo su hábitat ante el desenfrenado avance del cambio climático.
Reconoce que sus inicios fueron difíciles y aún hay demasiadas trabas, pero también más reporteros comprometidos con esta área. “El medio ambiente no se ha ganado todavía un espacio en los medios tradicionales a pesar de que es tan importante como economía y política. Sin embargo, en los últimos cinco años han nacido medios digitales cuyo nicho es exclusivamente medio ambiente y más periodistas centrados en el tema, y para mí es muy positivo”, dice Jemio.
La minería, amenaza letal
Aunque las áreas de trabajo periodístico en temática ambiental son varias, la minería ilegal es una de las más críticas. Los reporteros especializados consultados por la Voz de América coinciden en que estas actividades extractivistas se han convertido en un verdadero desafío para hacer reportería en terreno.
“Cada vez más los periodistas medioambientales somos presa de la inseguridad porque estamos en la mira de actores mineros y avasalladores y lo peor es que hay impunidad porque la justicia no sanciona a los agresores”, añade Miriam Jemio.
Rafael Acuña, responsable de Ecuanasha Televisión Indígena Digital, en la región de Rurrenabaque del departamento de Beni, también señala a la minería como uno de los temas más sensibles, y se refiere específicamente a la contaminación por mercurio, letal para la salud de los pueblos indígenas.
“Estábamos haciendo una investigación sobre el mercurio rojo, pudimos apreciar que la demanda es grande. Hay mucha facilidad para poder comprar 15 botes por semana (…) El minero quiere rescatar lo máximo del oro por eso están usando esas sustancias y hemos podido observar que hay pueblos que tienen niveles de mercurio muy altos”, explica el comunicador.
Las autoridades bolivianas estiman que el 27% de todo el mercurio importado se destina a la minería ilegal.
Por otro lado, Rocío Lloret, periodista y responsable de contenidos del medio especializado La Región, identifica además de la minería, a la deforestación como los temas urgentes para dar visibilidad en el país.
Datos del Global Forest Watch revelaron que Bolivia es el tercer país con mayor tasa de deforestación en el mundo. Los datos preocupantes indican que en la Amazonía, entre 2001 a 2020, se perdieron 54 millones de hectáreas. Y en 2023 cerró con 490.544 hectáreas de bosques destruidos, un incremento del 27 % respecto al año anterior.
Trabas para obtener información
No solo para las temáticas ambientales sino en general, en Bolivia es muy complejo acceder a información pública o tener contraparte de las autoridades. Lloret reconoce que muchas veces las solicitudes que realiza demoran hasta dos meses o no tienen respuesta. Los mismos problemas atraviesa Jemio sobre todo cuando se trata de temas hidrocarburíferos, mineros o proyectos en áreas protegidas.
En Latinoamérica, los únicos países que no cuentan con una ley de acceso a la información son Bolivia y Surinam.
Si bien hay normativas sobre las cuales los comunicadores se pueden apoyar para solicitar datos, las respuestas dependen de la voluntad de los funcionarios públicos o en otros casos, hay una intención directa en no darlos a conocer.
El valor de los reporteros locales
Ingresar al corazón de las comunidades para contar una historia no es fácil y en muchos casos no podría ser posible sin la ayuda de ‘fixers’ (aliados o ayudantes) de los propios lugares que conocen completamente las condiciones de la zona.
“El periodismo local es un aliado fundamental cuando nosotros acudimos a comunidades indígenas, nada de lo que publicamos sería posible sin aliados del lugar porque así como hay división en las comunidades indígenas, también hay mucha consciencia ambiental, la esencia es la preservación y la conservación de su entorno. No hay guardianes más importantes que las propias comunidades indígenas que están en áreas protegidas o fuera de ellas”, explica Lloret.
Muchos de ellos ahora también se están capacitando y difundiendo a través de sus propios medios digitales, incluso en sus lenguas nativas, la realidad de sus pueblos y las amenazas latentes.
Y suman las iniciativas por fortalecer las capacidades de comunicadores interesados en la cobertura medioambiental. Recientemente el Centro de Comunicación y Desarrollo Andino (Cenda) y la Fundación Construir consolidaron una red de periodistas medioambientales que abordarán temas vinculados a los derechos de los pueblos indígenas, el extractivismo y el acceso a la información.
Las alianzas de apoyo son importantes sobre todo cuando las amenazas al trabajo periodístico están latentes. Según datos del Observatorio de Defensores de Derechos de la Unión Nacional de Instituciones para el Trabajo de Acción Social, durante el 2023 se registraron 148 casos que tienen que ver con vulneraciones a periodistas, trabajadores de la prensa y medios de comunicación.
“En Bolivia no se tiene una política que permita defender a los periodistas, un mecanismo que permita atender denuncias, hacer seguimiento y buscar reparaciones en casos en que periodistas se encuentran involucrados. Pero también está el tema de impunidad, no se identifica o sanciona a los responsables (…) Esto nos lleva a ver un panorama no solo preocupante sino dramático de la situación de la libertad de prensa”, explica Rodolfo Huallpa, responsable del observatorio en mención.
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